Final de partida by Ana Romero

Final de partida by Ana Romero

autor:Ana Romero [Romero, Ana]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Ensayo, Memorias
editor: ePubLibre
publicado: 2015-04-14T16:00:00+00:00


Capítulo 8

ALFOMBRA ROJA

«Eran gente descuidada, Tom y Daisy, machacaron cosas y criaturas y después se retiraron en su dinero o en su gran descuido o en lo que fuera que los mantuviera unidos y dejaron que otros recogieran los platos rotos».

F. SCOTT FITZGERALD, El gran Gatsby, 1925

Domingo, 17 de febrero de 2008, San Petersburgo.

Hagamos un poco de historia para tratar de explicar algunos negocios.

Hace siete años, Arturo Fernández, antiguo rey del catering y de los empresarios madrileños, celebró su sesenta y tres cumpleaños como un auténtico zar: se rodeó de lujo cosmopolita en San Petersburgo, la antigua capital imperial de Rusia, y apagó las velas junto al presidente Vladimir Putin.

¿Cómo contó Fernández con la presencia ese día tan señalado de Vladimir Vladimirovich Putin, amo y señor de Rusia desde hace quince años? Gracias a Corinna zu Sayn-Wittgenstein, que entre 2005 y 2008 tuvo un gran éxito como organizadora de los Premios Laureus, los óscar del deporte. Putin acudió al cumpleaños de Fernández porque al día siguiente iba a presidir la gala de los premios, tal como había hecho los dos años anteriores en Barcelona su buen amigo Juan Carlos I. Durante esos tres años, menos la reina Sofía, la familia real española al completo contribuyó de alguna manera a hacer más mullida la alfombra roja que CSW necesitó pisar para lanzarse al lucrativo mundo de los negocios internacionales. En puridad, la familia real debió de pensar que estaba ayudando a uno de sus miembros, Iñaki Urdangarin, al mismo tiempo que apoyaba una buena causa deportiva.

Laureus, derivado del vocablo laurel (victoria), tiene tres patas: la Fundación Sports for Good, la Academia y los Awards (Premios). La Fundación cuenta con unos ochenta proyectos repartidos por todo el planeta, donde ayuda a través del deporte a un millón de niños y jóvenes desfavorecidos. La Academia agrupa a cuarenta y seis leyendas del deporte presididas por la histórica figura del exatleta afroamericano Edwin Moses. Los premios, los galardones deportivos más prestigiosos, se entregan cada año a lo largo de una gala retransmitida en un centenar de países y seguida por más de mil millones de personas.

Las dos empresas patrocinadoras que los financian desde sus inicios son Richemont, a través de su marca de relojes de lujo IWC Schaffhausen, y Daimler, a través de Mercedes-Benz. Recientemente se ha unido a ellos Vodafone. La idea partió en 1999 del multimillonario Johan Rupert, dueño del mayor conglomerado de lujo del mundo, la Compañía Financiera Richemont —que engloba a Cartier, Montblanc y Jaeger-LeCoultre, entre otras muchas marcas—. Rupert, que es sudafricano, se inspiró en Nelson Mandela para hacer suyo el lema de que se puede «cambiar el mundo a través del deporte». Hasta aquí, todo son buenas noticias y causas benéficas.

El problema de Laureus en España surgió cuando CSW decidió, a instancias del rey Juan Carlos, ayudar a Iñaki Urdangarin «a buscar un empleo digno», según me contó ella misma. A partir de ahí, el nombre de Laureus se vio arrastrado por el fango hasta hoy, en que sigue siendo visto con sospecha en nuestro país, no así en el resto del mundo.



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